Adiós al Inglés
Tristeza en Alumni y en todo el rugby argentino. Esta madrugada, a los 90 años, murió Daniel Ginhson, fundador del club en 1951 y emblema del espíritu de rugby que siempre distinguió a la Asociación Alumni. “Nos vas a seguir haciendo emocionar. Nos vas a seguir haciendo reflexionar. Nos vas a seguir dando fuerzas para seguir.¡Gracias, Inglés, para toda la vidAA! “, con estas palabras lo despidió el club en sus redes.
Nosotros lo recordamos con un relato de la fundación del club que es el relato de su sueño, “El sueño de Daniel“.
Hasta siempre , Inglés!
El sueño de Daniel
Algún pibe que sale todos los sábados con los amigos del club no lo conoce. Algún padre que lleva a su hijo de diez años a jugar al club no lo conoce. Algún jugador de la primera que vive para el rugby no lo conoce. Alguna madre que no se pierde ni un partido cada fin de semana no lo conoce. Algunos de los que disfrutan de esa amorosa estructura deportiva no lo conocen. Pero todos son parte del sueño de Daniel.
En 1951, un chico de dieciocho años se presentó ante las autoridades de su colegio, el Buenos Aires English High School y les contó su sueño. Se llamaba (se llama) Daniel Ginhson y desde un tiempo atrás investigaba todo sobre la mística del equipo de fútbol que cincuenta años antes había deslumbrado al país ganando todos los campeonatos de principio de siglo: el glorioso Alumni. Daniel sabía que el Alumni de fútbol se había forjado en su colegio, que su fundador era el director del Buenos Aires de aquellos años, don Alexander Watson Hutton, también fundador de la Asociación del Fútbol Argentino; que la camiseta era igual a la de Estudiantes de La Plata. El sueño de Daniel consistía en resucitar esa mística y recuperar el espíritu de los hombres de principios de siglo, los que desde las aulas de su colegio se habían proyectado al incipiente mundo del deporte argentino, convirtiéndose en las primeras estrellas de ese juego importado por los ingleses del ferrocarril.
Pero en 1951 el pibe Ginhson no pensaba en fútbol. Su ilusión tenía forma ovalada.
Daniel le contó a las autoridades del colegio su sueño de resucitar a Alumni y convertirlo en un club de rugby. Le dijeron que los viejos del fútbol debían autorizarlo, que el nombre y los colores gloriosos eran guardados celosamente por esos ilustres que cincuenta años antes habían impulsado el deporte más popular.
El pibe Ginhson pidió una reunión con los venerables y les solicitó la autorización. Los viejos, comandados por Carlos Bowers, uno de los guardianes más acérrimos, aprobaron las inquietudes del joven y el sueño ovalado se hizo realidad.
Después vino el primer partido contra Belgrano, los ascensos, la casa propia en Tortuguitas, los campeonatos.Y Daniel Gihnson siempre estuvo ahí. A un costado de la cancha tomando un trago y disfrutando del placer incomparable de vivir su sueño.
Pasaron setenta y dos años.Ya es hora de que el pibe que sale con sus amigos, el padre que lleva a su hijo, el jugador de primera y la madre que va a ver todos los partidos sepan que son parte de un sueño. El sueño de Daniel.
Daniel Dionisi
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